Había una vez un hada que no quería ser hada. Lo que le ocurría era que nunca había usado una varita mágica y tenía miedo a no saber usarla cuando alguien le pidiera un deseo, pues lo que más le gustaba era conceder deseos a los demás.
Un día que estaba muy triste por este motivo, se le apareció su hada madrina que la quería mucho y le dijo lo que tenía que hacer:
-Querida hada, cogerás con la mano izquierda tu varita mágica y la girarás tres veces y a la cuarta vez, pedirás el deseo que tengas que conceder. Luego, verás cómo todo se cumplirá; no lo olvides, hadita.
Al final, con estos consejos de su hada madrina, el hada fue la más feliz del mundo.
Dulce Nombre Morales Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario