Todos damos por sentado que tenemos unos derechos básicos e inalienables que nos permiten no ser víctimas de abuso, discriminación o coacción. Sin embargo, hasta bien entrado el siglo que acabamos de dejar atrás las naciones del mundo no se habían puesto de acuerdo a la hora de definir unos derechos que traspasasen fronteras y nos uniesen como civilización. El 10 de diciembre de 1948 la Organización de las Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos que conocemos hoy en día, que nos garantiza conceptos tan importantes como la libertad de expresión o la ausencia de esclavitud.
¿Qué derechos se aplicaban antes de esta Declaración Universal? En la antigüedad, no existían unas directrices al respecto, salvo las indicadas en las leyes de cada civilización. Así, grandes imperios civilizados como el Imperio Romano permitían la esclavitud, hasta el punto de considerar a los esclavos objetos, por lo que su dueño podía matarlos sin tener que responder ante nadie.
Con la caída de los grandes imperios y el ascenso del cristianismo, la idea de que todos los hombres somos iguales tomó más fuerza, aunque en la época de mayor auge de esta religión, la Edad Media, no se respetó esta máxima, y de nuevo nos encontrábamos con grandes desigualdades sociales, haciendo que los nobles y sacerdotes tuviesen más derechos que el pueblo.
El primer reconocimiento oficial de algo parecido a Derechos Humanos en occidente fue la Carta Magna escrita en Inglaterra en 1215, con la que el rey Juan I quiso paliar un gran número de problemas sociales de su país. Entre otras cosas, se estableció el derecho a la vida de cada ciudadano, sin embargo, fue un pequeño paso en la ratificación de estos derechos. La Declaración de Indepencia de los Estados Unidos de América escrita en 1776 también hacía mención a derechos fundamentales, como la vida, la libertad o la búsqueda de la felicidad. Pero el acontecimiento que realmente alimentó la idea de los Derechos Humanos fue la Revolución Francesa en 1789, que estuvo acompañada de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, en la que se afirmaba que todos los hombres somos iguales.
Las Guerras Mundiales ocurridas a lo largo del siglo XX hicieron que las naciones del planeta se planteasen seriamente unos derechos fundamentales para evitar que barbaridades ocurridas en las guerras se repitiesen. Así, en 1948, tras siglos de civilización sin unos principios fundamentales, nació la Declaración Universal de los Derechos Humanos como la conocemos hoy en día. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer, ya que existen muchas regiones del mundo en las que estas leyes no se cumplen. Esperemos que llegue el día en el que los Derechos Humanos no tengan que ser impuestos, sino que todos pongamos de nuestra parte para cumplirlos y respetarlos.
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