Ocurrió hace mucho tiempo.
Difícilmente podría saber lo que le tenía reservado el destino.
El bosque de Baviera se cerraba sobre él dejándole en una oscuridad superior
a la de una tumba.La lluvia había embalsamado en el dosel de árboles que se extendía
muy alto sobre él hasta que cedió de repente y reventó,vertiendo a trompicones sobre
esa tierra traicionera.Estaba helado, mojado y casi ciego.Pensó en volver sobre sus pasos
, pero la lluvia había borrado sus huellas.Pese a ello le embargó la sensación de que una
mano invisible le obligaba a seguir adelante.Sin embargo, al final , el cansancio fue
superior a sus fuerzas.
Cuando despertó estaba en una cueva, desde la que escuchaba el constante repiqueteo
de la lluvia.Las paredes emanaban una extraña luz que permitían ver.Cuando se disponía
a irse, una mano invisible le empujaba al interior y mejor hubiera sido que no entrara.
Escorpiones negros por todos lados. Sin embargo, no se decidían a atacarle hasta que de
pronto vió una piedra asombrosamente brillante, bella y emanaba una energía
asombrosa en ella.Cuando se acercó dos escorpiones saltaron sobre él. El sorteando dichos obstáculos consiguió acercase a la piedra y la cogió como auto-reflejo. Todos los escorpiones saltaron a por él, corrió con todas sus fuerzas, cerró los ojos, aferró la piedra a su corazón y corrió con mas fuerza y cuando abrió los ojos vio que no estaba en la cueva y entonces observó la piedra que seguía emanando aquella energía.
Antonio López Ávila
2º ESO B